Nació de ti... buscando una canción que nos uniera, y hoy sé que es cruel brutal -quizá- el castigo que te doy. Sin palabras esta música va a herirte, dondequiera que la escuche tu traición... La noche más absurda, el día más triste. Cuando estés riendo, o cuando llore tu ilusión.
Perdóname si es Dios, quien quiso castigarte al fin... Si hay llantos que pueden perseguir así, si estas notas que nacieron por tu amor, al final son un cilicio que abre heridas de una historia...
¡Son suplicios, son memorias... fantoche herido, mi dolor, se alzará, cada vez, que oigas esta canción!...
Nació de ti... mintiendo entre esperanzas un destino, y hoy sé que es cruel, brutal -quizá- el castigo que te doy... Sin decirlo esta canción dirá tu nombre, sin decirlo con tu nombre estaré yo. Los ojos casi ciegos de mi asombro, junto al asombro de perderte y no morir.
Con el pucho de la vida apretado entre los labios, la mirada turbia y fría, un poco lerdo el andar, dobló la esquina del barrio y, curda ya de recuerdos, como volcando un veneno esto se le oyó acusar.
Vieja calle de mi barrio donde he dado el primor paso, vuelvo a vos, gastado el mazo en inútil barajar, con una llaga en el pecho, con mi sueño hecho pedazos, que se rompió en un abrazo que me diera la verdad.
Aprendí todo lo malo, aprendí todo lo bueno, sé del beso que se compra, sé del beso que se da; del amigo que es amigo siempre y cuando le convenga, y sé que con mucha plata uno vale mucho más.
Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran y, si la murga se ríe, hay que saberse reír; no pensar ni equivocado... ¡Para qué, si igual se vive! ¡Y además corrés el riesgo de que te bauticen gil!
La vez que quise ser bueno en la cara se me rieron; cuando grité una injusticia, la fuerza me hizo callar; la experiencia fue mi amante; el desengaño, mi amigo... Toda carta tiene contra y toda contra se da!
Hoy no creo ni en mí mismo. .. Todo es grupo, todo es falso, y aquél, el que está más alto, es igual a los demás... Por eso, no has de extrañarte si, alguna noche, borracho, me vieras pasar del brazo con quien no debo pasar.
Στίχοι: Francisco Gorrindo. Μουσική: Roberto Grela.
Ah ! che bell'aria fresca
ch'addora e malvarosa.
E tu durmenno staje
ncopp'a sti ffronne 'e rosa.
'O sole a poco a poco
pe 'stu ciardino sponta;
'o viento passa e vasa
'stu ricciulillo 'nfronta.
'I te vurria vasa'...
'I te vurria vasa'...
Ma 'o core nun m' 'o
ddice 'e te sceta'.
'I me vurria addurmi'
'I me vurria addurmi'
vicino 'o sciato tujo
n'ora pur'i'!
Sento 'stu core tujo
che sbatte comm' 'a ll'onne.
Durmenno, angelo mio,
chi sa tu a chi te suonne!
'A gelusia turmenta
'stu core mio malato;
te suonne a me? Dimmello...
O pure suonne a n'ato?
'I te vurria vasa'...
'I te vurria vasa'...
Ma 'o core nun m' 'o
ddice 'e te sceta'.
'I me vurria addurmi'
'I me vurria addurmi'
vicino 'o sciato tujo
n'ora pur'i'!
He llegado hasta la esquina de mi infancia para verla, como entonces, otra vez. He llegado con un dejo de nostalgia, porque la vida pasó y se fue. Allí está la vieja casa de mis viejos, pero el viejo ya no vuelve nunca más. Fue mi padre, fue mi amigo y sus consejos de viejo amigo no he de olvidar.
El guardapolvo, los cuadernos y la escuela, la maestrita y el primero superior; la calesita de la esquina, la rayuela, trompo, fútbol, corralón. Después, la piba pizpireta que en el barrio fue la más linda que mi alma conquistó. El billar, el café, el cigarrillo y el primer pantalón largo, ¡todo se fue!
Vuelvo al barrio y esta noche tengo ganas de una copas en la esquina de este aquel bar. Vuelvo al barrio para ver a los muchachos, pero la barra no existe más. Solamente está la vieja en su casita, con su hamaca, su tejido y su emoción; la vecina, cariñosa, madrecita, me han pedido que les cante una canción.
Esta vida es puro grupo, ¡qué vas a hablarme ‘e la vida, si habré corrido la liebre mangando pa’ mal comer. Que en esta lucha del morfi hay tan solo una salida, tener las pilchas bacanas y una bonita mujer. Lo demás es puro cuento, quién da puntada sin hilo, la razón es del más fuerte, tenelo por buen saber. Podrás ser hombre instruido, laburante o tirifilo, pero sin vento y sin pilchas, no tenés nada que hacer.
¡Qué vas a hablarme ‘e la vida! Si yo hago el gilún por ella. Unos nacen con estrella y otros nacen con farol... El problema es la partida y seguir luego la huella, pero eso sí, con medida, y atento siempre al control.
Esta vida es puro grupo —coty, rouge y vaselina—, si podré batir el justo yo que entré siempre placé... Me engrupieron los amigos y me cacharon las minas, y cansao un día de todo, piqué en la punta y gané. Pa’ qué más se dio la racha y hoy soy bacán distinguido, tengo razón, prepotencia, soy dueño señor y juez. Vos que manyás mi pasado y conocés lo que he sido, vestite y gastá aspamento y haceme el cuento después.
Con un mango en la cartera y un empilche dominguero, tu estampa de pordiosero se transformará en señor. Serás todo un caballero, de alta alcurnia milonguera, pero al largar la carrera dejá a un lao tu corazón.
Me citaste la otra noche, ansioso por verte fui. Te busqué, te esperé mucho; lo cierto es que no te vi. Entonces bien convencido que verte ya no podría, me dije: "Será otro día", y me fui pensando en ti.
Yo me dije: "Es seguro que algo grave le ha pasado porque ella nunca ha faltado, siempre bien supo cumplir". ¡Qué noche, cuánto sufrir! Así llegó el nuevo día, busqué verte y saber algo pero no lo conseguí.
Al cabo de algunos días, una carta recibí en la que vos me decías, en pocas líneas, así: "Te ruego que me perdones. Engañándote venía con otro amor que tenía... Para siempre a él me uní.
Tomé dos cartas de un naipe después de haberlas marcado, las mezclé bien con cuidado para mi suerte jugar. Pronto pude comprobar que tu contra se había dado, tras cartón habías quedado, lo demás lo sabés ya".
Del barrio de las latas se vino pa’ Corrientes con un par de alpargatas y pilchas indecentes. La suerte tan mistonga un tiempo lo trató, hasta que al fin, un día, Beltrán se acomodó.
Y hoy lo vemos por las calles de Corrientes y Esmeralda, estribando unas polainas que dan mucho dique al pantalón. No se acuerda que en Boedo arreglaba cancha’e bochas, ni de aquella vieja chocha, por él, que mil veces lo ayudó.
Y allá, de tarde en tarde, haciendo comentarios, las viejas, con los chismes revuelven todo el barrio. Y dicen en voz baja, al verlo un gran señor: “¿Tal vez algún descuido que el mozo aprovechó?”
Pero yo que sé la historia de la vida del muchacho, que del barrio de los tachos llegó por su pinta hasta el salón, aseguro que fue un lance que quebró su mala racha, una vieja muy ricacha con quien el muchacho se casó.
¿Dónde está el por qué de mis ansias y mi fe? ¿Dónde la razón de mi intensa desazón? Dónde, sino en tus sueños que me alientan tanto, sino en tus labios que al brindar su encanto me dan las fuerzas de luchar por ti.
¿Quién le dio a mi voz el acento de tu voz? ¿Quién llenó de luz largas horas de ansiedad? Alguien que desde el cielo señaló el camino para poder unir nuestros destinos y así lograr nuestra felicidad.
Todo es amor, la brisa y tú jugando en el rumor, y el ruiseñor cantando en una flor buscando amor, amor...
Todo es amor, la rosa y yo trepando en tu balcón, después los dos temblando de emoción buscando amor, amor...
Sul mare luccica
l’astro d’argento.
Placida è l’onda. Prospero è il vento.
Sul mare luccica, l’astro d’argento.
Placida è l’onda. Prospero è il vento.
Venite all’agile, barchetta mia,
Santa Lucia, Santa Lucia.
Venite all’agile, barchetta mia,
Santa Lucia, Santa Lucia.
Con questo zeffiro, così soave,
Oh, com’è bello
star sulla nave!
Con questo zeffiro, così soave,
Oh, com’è bello
star sulla nave!
Su passegieri! Venite via!
Santa Lucia! Santa Lucia!
Su passegieri! Venite via!
Santa Lucia! Santa Lucia!
Cuando tú pasas caminando por las tardes
repiqueteando yu taquito en la vereda
marcas compases de cadencias melodiosas
de una milonga juguetona y callejera.
Y en tus vaivenes pareciera la bailaras,
así te miren y te miren los que quieran
porque tú llevas en tu cuerpo la arrogancia
y el majestuoso ondular de las porteñas.
Tardecita criolla, de limpido cielo
bordado de nubes, llevas en tu pelo. Vinchita
argentina que es todo tu orgullo.
Y cuanto sol tienen esos ojos tuyos.
Y los piropos que te dicen los muchachos
como florcitas que a tu paso te ofrecieran
Que las recoges y que enriedas en tu pelo
junto a la vincha con que adornas tu cabeza.
Dice tu cuerpo, tu arrogancia y tu cadencia
y tus taquitos provocando en la vereda:
"Soy el espíritu criollo hecho silueta"
y te coronan la más guapa y más porteña.